Pues aquí estamos, haciendo lo que se puede, un poco de humor en el confinamiento del COVID-19, en plena primavera del 2020.
Regalar talento y creatividad parece que se ha convertido en la tónica y la excusa de sentirse útil dentro de las 6 caras de nuestros habitáculos, donde permanecemos agazapados a la espera de que el «bicho» se quede sin clientela y se muera de asco. Mientras tanto, los que tenemos la impresión de que nos estamos muriendo de asco somos nosotros, que privados de libertad nos agarramos a cualquier ventana o balcón para mostrar nuestro talento al mundo, sin renuncia alguna al escaparate de Internet.
Internet se abre más que nunca al mundo. Los artistas muestran sus trabajos gratis: libros, obras de teatro, películas, conciertos… Unos cantan jotas, otros se convierten en monitores de zumba, otros en locutores de bingo, los hay que hacen mascarillas, surgen los malabaristas del papel higiénico y hasta los que agotan toda la harina del supermercado para hacer repostería en plan industrial. Los políticos hacen política, los maestros y sus alumnos muchas horas de pantalla, los desempleados desesperan rogando que les llegue su oportunidad, y los ancianos aguardan pacientes en sus ratoneras residenciales con las que se ceba la pandemia. Y mientras, los sanitarios pelean segundo a segundo por salvar una nueva vida.
«Crear o no crear, esa es la cuestión»
En medio de todo este dilema de aislamiento, caos y desesperación, los creativos estamos ahí, haciéndonos la pregunta de siempre «Crear o no crear, esa es la cuestión». ¿Pero que pasa con la creatividad? Pues que va y viene y no es herramienta lo suficientemente fuerte como para vencer a la motivación actual. Los aclamados expertos nos pronostican unos 3 o 4 meses de encierro y luego ya se verá, así que nuestros sentidos se quedan presos de un futuro incierto… solo queda esperar, y si se tercia, aplaudir.
Alejados de personas a las que queremos ver, oír y abrazar, nos remediamos con llamadas de teléfono a todas horas y con las ya famosas videoconferencias grupales. Los grupos de WhatsApp sacan más humo que las cabezas pensantes, y los memes se reenvían una y otra vez. Las memorias de los teléfonos se llenan de sonrisas, tristezas, rabia e incertidumbre… y nuestras cabezas se contagian de un vacío profundo.
Chistes, humor y ocurrencias confinadas
Pasando la cuarentena haciendo solitarios. Imitación de voz de Paco Martínez Soria.
Pasando la cuarentena con La Casera. Imitación de voz de Boris Izaguirre.
No sé si este poco de humor que mando al mundo desde mi estudio de Villanueva de Sigena servirá de algo. Tampoco sé si seguiré con este propósito o dejaré pasar esta «tendencia» del «todos somos artistas». De momento aquí aporto estos dos mensajes: «Pasando la cuarentena con La Casera y Boris Izaguirre» y «Pasando la cuarentena haciendo solitarios con Paco Martínez Soria». Espero no llenar innecesariamente el espacio de vuestros móviles, ni haceros perder mucho tiempo, porque mucho me temo que estos meses van a ser eso… una pérdida de tiempo que no vamos a saber aprovechar para nada.
¡Suerte a todos! Y como dijo no sé quién… sálvese quien pueda, que este barco navega sin rumbo ni capitán.
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